Nuestro sentido del equilibrio se desarrolla en las primeras semanas de gestación. Es una constante que regula nuestra condición física y emocional. La fuerza de la gravedad, además de mantenernos "pegados" al suelo, ofrece una orientación y una referencia.
A partir de aquí llegará la seguridad y el bienestar emocional.
Desde pequeños, todos buscamos una orientación, algo a lo que aferrarnos. Claro está que el niño no busca esto conscientemente, pero sin saberlo, sus acciones girarán en torno a esta falta o no de equilibrio.
Los "niños problematicos" llamarán la atención en casa, en la guardería o en el colegio. Tendrán conductas destructivas hacia sí mismos o hacia su entorno. Otros adoptarán actitudes de retraimiento y negación extremos, y muchos de ellos reaccionarán con agresividad.
En el fondo, todos buscan lo mismo. Orientación, puntos de referencia...EQUILIBRIO.
Ningún niño adopta una conducta extraña o retraída porque le resulte divertido, sino porque dentro de su sistema, esa actitud es la respuesta lógica a algo que nosotros, desde fuera, dificilmente reconocemos a primera vista.
A menudo sucede que un niño con un comportamiento conflictivo, no es más que un reflejo de un problema que tienen los padres...
Al fin y al cabo nos hundimos siempre en el medio que nos aloja.
Comentarios
Sigue pensando soñadora :-)