Desde los últimos 25 años existe una encendida controversia acerca de las capacidades clínicas de los psicólogos para poder prescribir algún tipo de psicofármaco a sus pacientes. El Movimiento de la prescripción surgió en Estados Unidos y entre sus logros se encuentra la modificación y creación de leyes que permiten el derecho de prescribir.
Hoy en día existen tratamientos psicoterapéuticos perfectamente efectivos para muchos trastornos mentales. La combinación de tratamientos cognitivo-conductuales junto con la prescripción de algún tipo de psicofármaco es bastante necesaria en muchos casos. La idea en absoluto descabellada de que el psicólogo sea el principal responsable en cuanto al tratamiento aplicado al paciente (terapia + tratamiento psicofarmacológico) sin tener que recurrir obligatoriamente a otro tipo de profesional, resulta positiva y efectiva.
Está claro que cualquier ingesta de medicamentos puede tener efectos secundarios o colaterales y que actualmente existe un consumo bastante abusivo de estas sustancias. El derecho a prescribir de los psicólogos, si se permitiese en España (o en cualquier otro país, en estados como Nuevo Mexico, Lousiana y Guam ya prescriben, con resultados muy positivos) no supondría un aumento del consumo indiscriminado de los psicofármacos. El psicólogo, como profesional de la salud llevaría un estricto control en cuanto a la prescripción de psicofármacos. Como bien exponen los datos, los psicólogos prescriben el 13 % de las veces, mientras que los psiquiatras lo hacen más del 80% para la misma población de pacientes. La medicina, junto con la psiquiatría, han fracasado en atender las necesidades de las personas con enfermedades mentales ya que a la mayoría de los pacientes se les prescribe medicación sin considerar si este representa el tratamiento óptimo.
La autorización para la prescripción específica de fármacos es una experiencia que funciona adecuadamente en muchos países. Algunos profesionales de la salud no médicos como odontólogos, ópticos, podólogos, etc. disfrutan de tal autorización. En el ámbito de la psicología clínica se trataría simplemente de extender la misma experiencia y aprovechar sus ventajas.
Está claro que cualquier ingesta de medicamentos puede tener efectos secundarios o colaterales y que actualmente existe un consumo bastante abusivo de estas sustancias. El derecho a prescribir de los psicólogos, si se permitiese en España (o en cualquier otro país, en estados como Nuevo Mexico, Lousiana y Guam ya prescriben, con resultados muy positivos) no supondría un aumento del consumo indiscriminado de los psicofármacos. El psicólogo, como profesional de la salud llevaría un estricto control en cuanto a la prescripción de psicofármacos. Como bien exponen los datos, los psicólogos prescriben el 13 % de las veces, mientras que los psiquiatras lo hacen más del 80% para la misma población de pacientes. La medicina, junto con la psiquiatría, han fracasado en atender las necesidades de las personas con enfermedades mentales ya que a la mayoría de los pacientes se les prescribe medicación sin considerar si este representa el tratamiento óptimo.
La autorización para la prescripción específica de fármacos es una experiencia que funciona adecuadamente en muchos países. Algunos profesionales de la salud no médicos como odontólogos, ópticos, podólogos, etc. disfrutan de tal autorización. En el ámbito de la psicología clínica se trataría simplemente de extender la misma experiencia y aprovechar sus ventajas.
- * El 70-75% de la medicación psicotrópica es prescrita por médicos de cabecera, la mayoría con poca formación en psicofarmacología o en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales. A menudo los médicos de familia no medican de forma apropiada, sobre todo en casos de depresión
- Los psicólogos utilizarían farmacoterapia dentro del contexto de un modelo biopsicosocial, en contraste al modelo médico que ya no se considera efectivo.
- Se daría una situación colaborativa dónde el paciente tendría un papel más activo en su propio tratamiento.
- Se proporcionaría una asistencia más basada en la evidencia. Además de evaluaciones e intervenciones psicosociales y psicoterapéuticas, se crearían nuevas posibilidades para un tratamiento dinámico y comprensivo basado en la investigación. *Psicología y Psicofarmacología: compañeros naturales en la atención sanitaria holística (Gary Wautier y Antón Tolman)
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