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COMPETITIVIDAD Y ÉXITO. Diferencias de personalidad entre deportistas y no deportistas

La motivación es un elemento clave para lograr el compromiso
 y la adherencia al deporte
.  Imagen: L.Martinez
La motivación en el deporte y la personalidad del individuo van de la mano. Si una persona carece de los esfuerzos por dominar una tarea y superar obstáculos, difícilmente emprenderá una practica deportiva.

Muchos profesionales, entre ellos profesores, psicólogos, entrenadores y educadores físicos, a menudo se preguntan por qué algunas personas están muy motivadas y se esfuerzan constantemente por lograr el éxito, mientras que otras parecen carecer de estímulos, eluden la evaluación y la competición.

Está claro que no todo el mundo realiza deporte a pesar de las satisfacciones producidas en aquellos que sí lo practican. De esta manera se llega a pensar en la existencia de las diferencias motivacionales en cada individuo.

La psicología del deporte ofrece conocimientos para ayudar a comprender estas diferencias entre las personas y poder crear así climas propicios para mejorar la motivación. Pero la investigación no sólo se limita a las diferencias motivacionales, sino que se amplía también, entre otros muchos aspectos, a la posible relación existente entre la personalidad del individuo y la práctica de deporte.

Según un estudio publicado en la Revista de Psicología UCA, Titulado “DIFERENCIAS DE PERSONALIDAD ENTRE DEPORTISTAS Y NO DEPORTISTAS A TRAVÉS DEL 16 PF” y firmado por Felix Guillén García, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, existen diferencias de personalidad estadísticamente significativas entre personas deportistas y no practicantes.

Como aspecto a señalar, en el estudio se muestra cómo las personas que realizan deporte obtienen puntuaciones más elevadas en factores de Afabilidad, Estabilidad emocional, Dominancia, Animación, Atención a las normas, Atrevimiento, Sensibilidad, Vigilancia, Abstracción, Privacidad, Aprensión, Apertura al cambio, Autosuficiencia, Perfeccionismo y Tensión.

Cita cuestiones tales que plantean si la personalidad se ve determinada o no por la práctica deportiva, o si por el contrario, la disposición de unos determinados rasgos de personalidad es lo que conduce a escoger entre no practicar deporte o realizar aquellas actividades físico-deportivas que por sus características son más afines al perfil de personalidad de cada individuo.

Se hace también referencia a distintas aportaciones en cuanto a definiciones de personalidad por parte de diversos autores como Cloninger, Cox, o Weinberg,. Algunos de ellos entienden la personalidad como un conjunto de características individuales, las cuales son prácticamente permanentes y estables en los individuos. Otros plantean que esto puede entenderse como el conjunto de características que hacen de cada persona una persona única, o que la personalidad es “la organización dinámica de sistemas psicofísicos del individuo que determinan ajustes únicos en su ambiente”. 

Desde esta perspectiva en la cual se considera la personalidad como algo que no da lugar a cambio o modificación, se encuentra el denominado Enfoque de Rasgos. Sus autores defienden o establecen que la personalidad está constituida por rasgos generales relativamente estables.

A parte de este tipo de enfoque, existen otros posicionamientos teóricos que se dirigen hacia teorías menos rígidas que tienen en consideración la influencia del ambiente. Se trata de los enfoques Situacional e Interaccionista.

El enfoque Situacional señala que es la situación que rodea al individuo la que condiciona su conducta, demostrando un comportamiento u otro según las circunstancias. 

El enfoque Interaccionista plantea la necesidad de estudiar la personalidad mediante el conocimiento de los rasgos o características personales y el contexto en el que se está involucrado. Para explicar el comportamiento se deben tener en cuenta tanto los factores internos como los externos.

Muchas personas compiten consigo mismos,
tratando de superar el tiempo de carrera del día anterior,
 incluso cuando nadie está
evaluando su ejecución
.
  Imagen: Carmen Alvarez
La conclusión de este estudio expone entre otras cosas, la existencia de diferencias en determinados aspectos de personalidad atendiendo a la realización o no de prácticas deportivas. Expone la influencia que este tipo de práctica tiene sobre la construcción de la personalidad, ya que se han encontrado puntuaciones superiores para todos los factores estudiados en relación a los sujetos que llevan a cabo algún tipo de práctica deportiva, frente a los no deportistas. Es decir, la actividad física se relaciona de alguna manera con la afabilidad, la estabilidad, la animación, la atención a las normas, el atrevimiento, la sensibilidad, la vigilancia, la privacidad, la aprensión, la apertura al cambio, la autosuficiencia, el perfeccionismo y finalmente, la tensión.

Teniendo en cuenta estos aspectos, se llega a la conclusión de que una alta o baja motivación estará probablemente muy relacionada con la personalidad del individuo, considerándose a su vez esta misma motivación un factor existente dentro de la propia personalidad.  Si el individuo carece de  motivación de logro o competitividad difícilmente emprenderá una práctica deportiva. Aunque siempre se deberá tener en cuenta los distintos enfoques de rasgos, situacionales e interaccionistas.

La motivación de Logro hace referencia a los esfuerzos de una persona por dominar una tarea, sobresalir, superar obstáculos, rendir más que los demás y enorgullecerse de sus cualidades (Murray). Se trata de una orientación de la persona hacia el esfuerzo por tener éxito en una tarea determinada, su persistencia a pesar de los fracasos, y la sensación de orgullo por las ejecuciones realizadas.

He aquí la gran importancia de la motivación de logro, ya que se trata de la característica que permite a los deportistas sobresalir, alcanzar una buena forma física y elevar el aprendizaje al nivel máximo, “aquello” que dirige a la persona a la realización.

Y dado que se ha considerado la motivación de logro como un factor de personalidad, los psicólogos del deporte la han enfocado como tal, pasando de tener una perspectiva orientada al rasgo sobre la necesidad de logro de una persona concreta, a proponer una visión interaccional que subraya objetivos de logro más variables y la forma en que éstos afectan a la situación y son afectados por esta. En el ámbito deportivo, la motivación de logro se conoce popularmente como competitividad.

Rainer Martens define la competitividad como “una disposición a esforzarse para obtener algún tipo de satisfacción al establecer comparaciones con algún estandar de excelencia en presencia de evaluadores”. Básicamente, considera que la competitividad es una conducta de logro en un contexto competitivo, siendo la evaluación social un elemento clave de la misma. Martens se limita a aquellas situaciones en las que la persona es evaluada, o puede serlo, por conocedores de la materia. Sin embargo, muchos individuos compiten consigo mismos, por ejemplo, tratando de superar el tiempo de carrera del día anterior, incluso cuando nadie está evaluando su ejecución.

El nivel de motivación de logro pondría de manifiesto esta autocompetición, mientras que el nivel de competitividad influiría en la conducta en situaciones elevadas socialmente.

La motivación de logro y la competitividad de una persona influyen en una amplia diversidad de conductas, ideas y emociones, entre las que se incluyen:

  • La elección de la actividad. Por ejemplo buscando adversarios con una capacidad para competir contra ellos, o jugadores de una categoría superior o inferior .
  • El esfuerzo por perseguir objetivos. Por ejemplo la frecuencia de los entrenamientos
  • La intensidad del esfuerzo en la búsqueda de objetivos. Como el grado de constancia en el esfuerzo durante los entrenamientos.
  • La persistencia a pesar de los errores o las adversidades.  Cuando las cosas se ponen difíciles ¿la persona en cuestión avanza más o se lo toma con calma?
Como puede observarse, la motivación es un elemento clave para lograr el compromiso y la adherencia al deporte. Esta motivación despierta, da energía y regula el propio comportamiento para dirigirlo a esa actividad deportiva escogida.

El tema de personalidad y deporte es sin duda alguna un tema bastante controvertido dentro de la psicología del deporte. De todos es sabido que la personalidad se expresa a través de la conducta, lo que lleva al  planteamiento de una serie de cuestiones tales como la existencia de diferencias de personalidad entre aquellas personas que practican deportes y las que no lo hacen.  

Puede concluirse que la práctica deportiva está íntimamente relacionada con la propia personalidad del individuo, a la que al mismo tiempo se vincula el grado de motivación. 
Pero hay que tener una cierta precaución con esta afirmación, pues puede dar a entender el hecho de que la práctica deportiva está limitada simplemente a la personalidad del individuo, estableciendo un margen o una frontera para aquellas personas que no tengan unos rasgos de personalidad afines a los necesarios o ya establecidos para la realización de esta práctica.

 Según el enfoque Interaccionista, el individuo estará influenciado en una combinación de los propios rasgos o características personales y el contexto en el que está involucrado. Las causas por las que un individuo persiste en una actividad deportiva son diversas.

A modo de reconocimiento, finalizo este escrito con un ejemplo de alto grado de motivación. Aquel que se observa en  personas con algún tipo de discapacidad física, donde la falta de extremidades, parálisis en las mismas, distrofia muscular, ceguera o un largo etcétera, no suponen ningún impedimento para alcanzar “récords” impensables.

“Aprende a luchar en el campo deportivo y aprenderás a luchar en la vida real”Alderman (1987)



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