¿Qué
sentido tiene para nosotros, ahora, la filosofía? ¿Ha cambiado tanto el mundo,
que es totalmente diferente a aquél anterior que dio pie a esa forma de pensar
y vivir? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Cuál es el principio y el fin de
todo?
Pues
si en su origen, la filosofía pretendía dar razón de las cosas, aguardaba un
enorme deseo de saber, y propiciaba a la persona vivir acorde a lo bueno,
¿ocurre actualmente lo mismo?
Teniendo
en cuenta que lo que prima en estos momentos son los mensajes de los Medios de
Comunicación, la Publicidad, las modas adquiridas, la tecnología incesante, un
constante auge de espectáculos, movimiento, trabajo, vida estresante etc. ¿Qué
papel ocupa la filosofía en medio de todo esto?
Existe
una sensación general de una falta de reflexión, un abandono en el
cuestionamiento de muchos aspectos inherentes a la persona, una crisis
existencial.
Juan Manuel Navarro Cordón,
Presidente de la Sociedad Española de la
Filosofía, y Director de amplios
proyectos de investigación filosófica, ha querido compartir con los alumnos
de Secundaria y Bachillerato del Colegio
Hélade, de Boadilla del Monte (Madrid), muchos de estos
aspectos. Este gran pensador, presente en innumerables Congresos Nacionales e
Internacionales, conoce la importancia de mantener con los más jóvenes un
diálogo centrado en otro tipo de reflexiones profundas, acercándoles a la
realidad filosófica y por ende, a la realidad de la persona en su contexto
individual, social, cultural e histórico. Pues en palabras del propio don Juan
Manuel, “sin la filosofía, ninguno de nosotros seríamos lo que somos”.
Ya
lo dejó de legado Aristóteles refiriéndose a que “todos los hombres, tienden por naturaleza al saber”. Una tendencia
que emana de la propia dimensión psicológica-carnal de la persona. La filosofía
emerge ante esa búsqueda del saber, de la verdad, del fin último… ¿Pero, qué es
la verdad? “La verdad es lo único que
puede salvarnos, lo único que nos va a dar seguridad”, nos dice Cordón. Y es que en su discurso
encontramos que existen cuestiones que ni podemos responder ni quitarnos del
medio.
Podremos
silenciarlas, podremos vivir a espaldas de la reflexión o podremos vivir
considerando nuestras creencias como válidas, menospreciando a aquellas
contrarias a las que hemos mamado o nos han impuesto. Sin embargo, tarde o
temprano acabaremos viéndonos impelidos por esas cuestiones que al mismo
tiempo, sobrepasan la capacidad de la razón humana.
Kant
dio especial importancia a cuestiones como la libertad humana, el sentido
último de nuestra vida, la inmortalidad y la existencia de Dios. Son esas “cuatro sombras silenciosas que atraviesan la
vida de todo hombre”.
¿Es la ciencia una fuerza silenciadora
de las cuestiones más profundas del hombre?
La
ciencia empírica nos ofrece resultados verificables. ¿Deberíamos exigirle lo
mismo a la filosofía?
Si
pretendemos que el uso racional quede reducido al saber científico, no
tendremos otra opción que aceptar en algún momento nuestra estancia en el
camino erróneo. Lo mismo sucede cuando pretendemos separar las distintas
ciencias de la filosofía, cuando ésta, en su origen, era considerada la madre
de todas ellas. Digamos que a partir del s.XIX, la división del saber comenzó a
propiciar la separación de los conocimientos en disciplinas independientes e
incomunicadas entre sí. Este panorama destaca en la actualidad y añade “chicha”
a la pregunta principal de este escrito y ponencia ofrecida por el filósofo Juan Manuel Navarro Cordón.
¿Para
qué la Filosofía en el mundo contemporáneo? Pues para empezar, para poder
lograr una aproximación más completa al conjunto de todos los conocimientos,
reduciendo la fragmentación de los mismos, siendo la Filosofía aquella
disciplina que abarca al resto.
La
Filosofía tiene un “para qué”, una razón de ser. Nos incumbe de una manera
esencial y profunda con independencia de todos los avances y cambios de la
sociedad actual. Avances que ni siquiera han conseguido que la “persona” siga
avanzando entre perplejidades y paradojas de la vida.
La
tecnología nos facilita el día a día, nos conecta con lo más recóndito del
mundo. ¿Cómo respondemos ante esto? ¿Respondemos a través de la reflexión y
profundización de cuestiones importantes o sobrevivimos ajenos y sordos ante
una realidad que supera nuestros sentidos?
Ascensión
Luque, Licenciada en Filosofía, Profesora de
Secundaria y Bachillerato, y Jefa del Departamento de Ciencias Sociales del
Colegio Hélade, de Boadilla del Monte (Madrid), incide en que
“la realidad es múltiple y como decía
Ortega y Gasset cada uno tenemos nuestra perspectiva pero no podemos dejarnos
llevar por la irreflexión. Cuando las sociedades dejan de reflexionar se cae en
la barbarie”.
¿Cuál es la respuesta o valor que observas,
le dan los jóvenes o alumnos a la misma?
“Es una materia que no deja indiferente a
ninguno, a unos les fascina y a otros les cuesta llegar a abstraer su verdadera
esencia. Como en todo hay algunos alumnos que quieren quitársela cuanto antes
quizá porque todavía no tienen la suficiente madurez para entenderla, aunque
siempre trato de trabajar a través de ejemplos. Pero el milagro se produce
cuando lo entienden y quedan fascinados
o asombrados ante una nueva visión de la realidad. El verbo asombrar viene de
introducir luz allá donde había oscuridad, y eso es lo que trasmiten sus ojos
de asombro cuando ante una explicación ven una realidad que estaba, pero que no
habían caído en la cuenta. Habían dado por sentado que las cosas eran así, y
descubren de este modo una nueva dimensión o un nuevo enfoque de mirar el mundo”.
Además del “para qué la Filosofía
en el mundo contemporáneo”, ¿qué papel
consideras que ocupa la Filosofía en la
educación escolar?
“Hay que diferenciar entre la filosofía
académica y el método filosófico. En el primer caso es propiamente el estudio
de los temas y autores que abordan las cuestiones filosóficas y en el segundo,
es el método por el cual mediante el intrínseco cuestionamiento que todo ser
humano por su propia condición se hace, puede llegar a dirigir su pensamiento
mediante el diálogo bien dirigido. Este puede ser utilizado en cualquier
materia y todos los profesores, aunque sea de forma inconsciente, lo hacen para
motivar a sus alumnos a llegar a razonar acerca de cualquier tema. Por lo tanto
la filosofía está presente siempre”.
“Los que más pierden en todo esto son las
futuras generaciones. Es aberrante pensar que el saber que interpela a todos
los demás saberes, no dejará su huella en futuros abogados, bomberos,
profesores, etc.” Concluye Ascensión.
Sin
duda, cuestiones que dan que pensar. De
nosotros depende, no quedarnos con la sensación de no tocar en absoluto, todos
los grandes problemas o cuestiones de la vida. No nos olvidemos de lo esencial.
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