¿Por qué nos deprimimos?
imagen: Pdufour |
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que para el año 2020, la depresión será la segunda causa de incapacidad del mundo.
Los trastornos depresivos son un grupo de enfermedades psiquiátricas caracterizadas por tener como síntoma principal una alteración del ánimo, siendo este estado de ánimo bajo, o como su propio nombre indica, depresivo. La importancia de esta enfermedad radica en su alta prevalencia en la población general y en la discapacidad tan grande que genera. Una de cada cinco personas desarrollará un trastorno del estado de ánimo durante su vida, predominando aun más esta tasa en personas con alguna patología médica, enfermedades cardiovasculares, oncológicas o neurológicas.
La edad media del comienzo de la depresión según los diversos estudios se sitúa cercana a los 30 años y es similar en ambos sexos, aunque innegable es el hecho que en las edades medias de la vida, son las mujeres las que se sitúan en el “podium” de esta enfermedad, junto con su correspondiente riesgo de cronicidad. Las diferencias entre los sexos no tiene hasta el momento una causa del todo clara, pero sí se conoce la influencia de factores biológicos (factores hormonales…) y factores culturales como las expresiones emocionales más comunes en las mujeres, obligaciones domésticas y familiares etc.
Al mismo tiempo, la depresión parece que comienza a aparecer también en edades más tempranas. El aumento del estrés, la disminución del apoyo social y el consumo de sustancias tan comunes en la vida moderna son algunas de las causas que se podrían relacionar con los trastornos del estado de ánimo en jóvenes.
Actualmente, la depresión ocupa el cuarto puesto tanto en la clasificación de las causas más importantes de discapacidad como en la clasificación de enfermedades más costosas, pasando a ocupar el segundo lugar en el año 2020.
¿Por qué nos deprimimos?
Las causas de los trastornos depresivos se han estudiado desde distintos puntos de vista, tanto biológicos, como psicológicos, culturales y sociales.
Los aspectos genéticos se han visto reflejados en estudios de familiares de pacientes depresivos que padecen depresión con el triple de frecuencia que los familiares de los controles sanos. Sin embargo, hasta la fecha no se han encontrado esos indicadores genéticos específicos que respondan a tales datos.
Una de las creencias más extendidas es la que indica la existencia de genes que predisponen a padecer algún tipo de depresión, que junto con los factores y condiciones ambientales acaban por determinar un cuadro depresivo.
Por otra parte, la hipótesis que ha recibido mayor apoyo experimental ha sido la que se centra en el déficit o en el aumento de neurotransmisores como la Serotonina o la Noradrenalina. Dependiendo de la falta o de la producción en mayores cantidades de estas sustancias químicas en nuestro cerebro, surgirán unos u otros problemas relacionados en este caso con los tipos de trastornos depresivos.
Otro de los factores claves asociados a la presencia de la depresión son los acontecimientos vitales estresantes. Existe un riesgo seis veces mayor de padecer depresión cuando las circunstancias adversas o los acontecimientos vitales relevantes han rodeado a la persona.
No hay que olvidar tampoco que el periodo de la vida donde se da más importancia a los acontecimientos estresantes es en la infancia, marcándose así un determinado rumbo en el posterior desarrollo como persona del niño/a.
Sujetos con trastornos de la personalidad Límite, Dependiente, Histriónico y Obsesivo están también especialmente predispuestos a padecer trastornos depresivos, junto con las personas que muestran un alto grado de neuroticismo, implicándose de esta manera en la depresión.
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