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El amor, protección y cariño familiar suelen verse teñidos en muchas ocasiones de conflictos y problemas. La familia es el sistema que más influye en la salud y calidad de vida de las personas.
La vida familiar ha sido siempre el componente básico de las relaciones humanas. Las familias, como sistemas humanos, se diferencian en varios aspectos de otros muchos tipos de grupos. El amor, el apego y los vínculos con los miembros de la familia se constituyen mediante una base biológica en el Sistema Nervioso de cada uno de nosotros como instrumento de supervivencia y de esta manera, las emociones más intensas, tanto positivas como negativas, acaban siendo dirigidas a nuestros familiares.
Todas las personas estamos moldeadas por las experiencias vividas en nuestras familias de origen y no se puede negar que la familia sea fuente o por lo menos ejerza una enorme influencia en la calidad de vida de cada miembro y en el desarrollo de enfermedades mentales o físicas del individuo.
¿Qué es lo que conduce al malestar familiar?
Muy especialmente, y durante los últimos treinta años, los profesionales de la Salud mental han pasado de tener un enfoque único en la dinámica individual, a tener en cuenta todos los procesos y factores que conducen al malestar que emerge desde lo más profundo del núcleo familiar (enfoque sistémico) y afecta al individuo. Conflictos, ausencia de comunicación, falta de límites y de respeto, autoridad excesiva o carencia de la misma, agresiones físicas y psicológicas… La familia llega a percibirse como algo ambivalente, en donde además de encontrar relaciones amorosas y vínculos protectores, adquieren protagonismo las situaciones problemáticas y complicadas.
En estas situaciones es cuando la Terapia Familiar Sistémica surge como respuesta para solucionar el problema. Este tipo de terapia, con sus estrategias terapéuticas, pretende influir en la estructura familiar completa. Su objetivo es comprender e intervenir en el sistema familiar. Este sistema es considerado como un todo, y permite comprender el comportamiento de uno o varios de sus miembros como producto de la complicada matriz del sistema familiar general, y que inevitablemente, repercute a su vez en esa misma matriz.
La mejora del funcionamiento familiar y del funcionamiento individual se conseguirá a través de objetivos claros que llevarán a la mejora de la comunicación familiar y a la disminución del conflicto familiar.
En cada caso, el psicólogo o terapeuta evaluará atentamente cada situación clínica intentando comprender todos los fenómenos y seleccionando aquellas estrategias de intervención que mejor estén diseñadas para alcanzar los objetivos deseados. Cuando la situación problemática asome por la puerta deben ponerse en marcha todos los mecanismos que conduzcan a un estado de equilibrio y alcancen así cualquiera de los caminos que permitan llegar a un ajuste familiar sano.
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