Los sueños usan metáforas visuales. Imagen: Dream, de Salvador Dalí |
Los sueños
exigen aceptar nuestros impulsos y encararar lo miedos. También permiten reconocer, aceptar y superar
situaciones vividas no resueltas.
Al dormir y soñar, nuestro cerebro nos sitúa en situaciones
que no fueron bien resueltas. Los sueños presentan partes de nuestro inconsciente,
los deseos más ocultos, la creatividad, nuestra trascendencia, proyecciones y
defensas.
Los sueños nos reflejan, son historias sobre nosotros
mismos, una ventana de nuestro interior. Ellos se expresan con palabras,
sonidos...pero sobretodo con imágenes de nuestra vida, de nuestro pasado, de la
memoria inconsciente y de la memoria consciente.
La lógica de la mente onírica no es la del día a día, ni el
lenguaje con que se expresan los sueños es como el lenguaje con el que nos expresamos
normalmente. En la vida real se utilizan símiles y metáforas constantemente.
"Me falta un tornillo", esto sería una forma graciosa de decir algo
sobre nosotros mismos. Quien sabe, es probable que en un sueño esto se muestre
directamente con algo nuestro, un aparato o coche al que le faltan piezas
y no puede funcionar como debería. Si soñamos que nuestra casa es vieja y
sucia, si se cae a trozos, si está bien o mal decorada...nos estará dando
información sobre nosotros mismos a través de una metáfora visual.
Cuando estamos tristes podemos soñar con lluvia, cuando
tenemos miedo podemos soñar con fuego, cuando nos sentimos un poco perdidos no
será extraño que nuestros sueños se desarrollen casi siempre en la oscuridad de
la noche.
Estos recursos expresivos remueven las emociones del
soñador de una manera más eficaz que si se muestran directamente. Cuando no
estamos preparados para aceptar una emoción o un recuerdo, nos resulta más
fácil aceptar una imágen metafórica. Si la mente está preparada para ver la
realidad, la metáfora se vuelve cada vez más concreta y parecida a los hechos
que la generaron hasta finalmente desaparecer.
Los sueños crean un guión
completo, buscan la totalidad. Si en nuestra vida real existe un hueco, los
sueños presentarán una y otra vez esos déficits para cubrirlos. Si cuando
soñamos no reconocemos nuestros impulsos y emociones, o rechazamos algunos
aspectos sobre nosotros mismos, estas emociones volverán a presentarse
repetidamente mientras dormimos.
Cuando se
intenta evitar algo una y otra vez en sueños será porque eso mismo es algo que debe ser
reconocido y aceptado en la vida real.
“Para recordar sigue la emoción, pregúntate: ¿Cuándo me sentí así por primera
vez. Quédate quieto y conécta con la emoción tal como la sentías en el sueño.”
Así lo expone Consuelo Barea en su libro El sueño lúcido, un práctico
manual preparado para que cualquier persona pueda ejercitarse en la lucidez onírica
y aprovechar la fuente de inspiración y creatividad que ofrecen los sueños.
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bravo por tus artículos !