RASGOS NARCISISTAS. Nadie consigue ser feliz si en sus comportamientos se muestra superior, despreciativo o prepotente.
Las personas narcisistas se creen superiores, únicas y especiales. Imagen:Eco y Narciso, pintura de John William Waterhouse (1903) |
Ser
bien tratados y tratar bien a los demás. Todo encuentro condiciona la
estabilidad personal. Cuidar cada relación e interacción incluye cuidar la
salud emocional de la vida de cada uno.
La comunicación
entraña muchas funciones. A parte de las evidentes, esta misma recoge un
crecimiento personal necesario. Comunicamos lo que somos y crecemos en cuanto
comunicamos. Al fin y al cabo la vida rebosa de interacciones y permanecemos en
una constante participación.
Vivir
inteligentemente no es sacar provecho de los privilegios o de la situación
personal del otro. La sociedad actual parece no percibir el error de vivir
obteniendo a costa de los demás. Todo aprovechamiento supone una espiral de
demandas que tarde o temprano perjudica a la propia persona. En el fondo, nadie
consigue ser feliz ni vivir bien si en sus comportamientos o relaciones
distorsiona, engaña, se siente superior, importante, despreciativo o
prepotente.
Hablando de este
tema y a modo de ejemplo, decir que la constante necesidad de admiración junto
con la en ocasiones falta de empatía o
interés por las necesidades y problemas de los demás, hacen que las relaciones
sociales de la persona con rasgos narcisistas sean cuanto menos problemáticas,
tanto para él como para el resto.
Las personas
narcisistas se creen superiores, únicas y especiales. Cuando los demás no les
tratan en correspondencia a esa superioridad, el conflicto y el desprecio están
servidos. Les encantan los elogios y la admiración, y muy probablemente sólo se muestren educados y
atentos cuando el halago, el camelo o el “peloteo” se encuentren presentes en
la interacción. Sus conductas y
actitudes son arrogantes y sus respuestas de enfado son evidentes ante
cualquier pequeño desaire, rechazo o crítica.
La grandiosidad
del narcisista se sostiene a su vez en su propia vulnerabilidad, en sus
debilidades y miedos. Siempre ha de quedar por encima del resto, pero… ¿para
qué?
La persona narcisista al fin y al cabo siempre va continuar estando atada
a sus propias carencias tan bien disimuladas por su constantes logros y
superioridades respecto al resto.
Comunicar lo que somos sin exigir, dominar o
despreciar.
En nuestras
relaciones sociales, laborales o familiares hemos de revisar constantemente
nuestro comportamiento. Un proceder que curiosamente suele ser despreciativo e
intolerante con los que son diferentes o con quienes creemos no compartir sus
puntos de vista. Tener presente que: “ES LA INSEGURIDAD PROPIA LO QUE PROVOCA
EL DESPRECIO Y EL RECHAZO. CUANDO UNO ESTÁ BIEN, COMPRENDE. CUANDO CRITICA Y
DESPRECIA ES PORQUE SE SIENTE INCOMODO Y SE DEFIENDE”. (Francisco Serra)
Los talentos,
las posiciones sociales y los privilegios son muy atrayentes. Esa tendencia de
querer conquistar el mundo en el propio provecho cobra protagonismo a cada instante,
pero cuando la soledad y el vacío asoman, todo cambia. Y será en ese momento
cuando uno comprenda que el mejor camino siempre será comunicar y compartir sus
talentos para el crecimiento común.
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