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El trauma se enquista cuando al pasar, no hay una reparación. Imagen: narzreth |
La estabilización de síntomas, el reprocesamiento de los recuerdos traumáticos y la re-orientación a la vida normal como pasos importantes en la recuperación del estrés postraumático.
Cuando las personas se
sienten demasiado sobrepasadas por sus emociones, los recuerdos no pueden
transformarse en experiencias narrativas neutras (Janet 1919). En el caso del
Trauma, existe una fijación de una experiencia pasada, no integrada, sino más bien
enquistada en nuestra psique y cuerpo. Esta fijación se encargará de emitir
síntomas y sensaciones, nada agradables para la persona, hasta que se pueda
producir la integración y correspondiente cura o sanación. En muchos casos, la
persona queda disociada, habiendo una escisión del yo o una separación entre la
emocionalidad, el cuerpo y la cognición.
La disociación actúa como
mecanismo de defensa, pues permite a la persona continuar con su vida sin
conectar de lleno con el hecho traumático, anestesiando todas las posibles
sensaciones que provocarían demasiado dolor. Conseguir mantener necesidades, sentimientos
y recuerdos traumáticos fuera de la conciencia puede permitir esa cierta
sobrevivencia y adaptación ante el hecho traumático. Pero esto no significa que
la disociación sea un estado positivo y permanente para mantener a raya el
trauma y sus sensaciones, sino que por un tiempo indeterminado, permite a la
persona no sobrepasar sus capacidades de afrontamiento.
El proceso terapéutico de
una persona traumatizada conlleva unas fases muy delimitadas. Es impensable
sumergir al paciente en los recuerdos traumáticos de una forma abrupta y
violenta.
¿Qué vamos a despertar en
terapia?
Es importante manejar y
regularizar la información con la que vamos contando. Cada información verbal y
no verbal estará acompañada de una emocionalidad, pues el recuerdo implica una
nueva re-experimentación del trauma, reflejado en una asuencia de control de lo
que sucede en el cuerpo. De ahí que las personas traumatizadas expresen y
sientan que sus biologías van por libre.
En estos momentos es
esencial tener una concepción teórica de lo que supone el trauma, o esa
cronicidad de eventos, que por su naturaleza, impliquen en la persona la
generación de ese estado.
Es positivo tener en
cuenta que la perspectiva cognitivo - conductual puede permitir mejoría, pero
actúa sólo de una forma superficial y en muchos casos no es suficiente ni
implica la integración de la información enquistada. Si bien, puede ser
utilizada como forma de contención para el paciente.
Mecanismos
neurobiológicos del trauma
Son varios los sistemas
neurobiológicos que se activan en el organismo ante una situación de amenaza.
Las regiones cerebrales implicadas, así como los neurotransmisores,
desencadenan en este momento una serie de respuestas como el miedo, la
ansiedad, lucha o huida, que nos van a permitir protegernos y reaccionar ante
ese peligro.
El sistema límbico
gestiona la mente emocional, de ahí que nuestra forma de ser o personalidad,
dependa en gran medida del mismo. A diferencia de nuestra parte más racional,
la mente emocional se activa mucho más rápido . No pasa por el análisis de las
consecuencias de una posible acción.
El sistema límbico está
muy relacionado con el Sistema Nervioso Autónomo (SNA). Este Sistema actúa
sobre los vasos sanguíneos, músculos o glándulas y controla las acciones
involuntarias. El SNA maneja y mantiene la homeostásis o procesos para restablecer
el equilibrio. Se divide en Sistema Nervioso Simpático (SNS) y Sistema Nervioso
Parasimpático (SNP). El SNS nos prepara para la acción . Aumenta los latidos
del corazón, la amplitud de los bronquios, estimula las glándulas sudoríparas
etc. Estos cambios en el cuerpo permiten una respuesta rápida y eficaz ante los
estímulos amenazantes.
El SNP regula los órganos
internos relacionados con el descanso de la digestión o aquellas actividades
relacionadas con el reposo o sueño. Se centra en la conservación de la
energía.
¿Qué sucede en la
persona?
Más allá del control
neocortical, es nuestro cerebro primitivo el que actúa. Los traumas más dañinos
son los provocados por otro ser humano. En estos casos, además del daño
provocado, emerge una pérdida de confianza contundente.
Existen ocasiones en las
que el mantenimiento del trauma aumenta cuando en el momento del episodio, no
se reaccionó con una acción de lucha o huída. Esto puede ser común en victimas
de algún tipo de abuso que han respondido de una forma pasiva basada en la
congelación o parálisis. Esta respuesta pasiva corresponde a una activación
parasimpática, sin embargo, la traumatización puede verse agravada en este
estado ya que de manera racional, la persona puede castigarse a sí misma por no
haber reaccionado de otra manera más relacionada con la huida o la lucha. En
muchos casos es el propio entorno el que por desconocimiento, acusa a la
victima por "permitir" el daño.
Sin embargo, las
respuestas que se suceden ante el peligro, tanto activas (lucha o huída) como
pasivas (parálisis), son AUTOMÁTICAS, y biológicamente determinadas. No se
deciden, por lo que la capacidad de elección de la persona en esos momentos es
nula.
Que los pacientes
conozcan esto es de vital importancia en su recuperación. Cada respuesta es
adaptativa y tiene su funcionalidad en esos difíciles momentos. Comprender
esto, supondrá una eliminación de la culpa añadida.
El proceso terapéutico incidirá en el restablecimiento de la confianza de la persona en su mundo interno. Observar la experiencia, tanto verbal como no verbal permitirá una reasignación de significados adaptativos a esa misma experiencia. La estabilización de síntomas, el reprocesamiento de los recuerdos traumáticos y la reorientación a la vida normal serán los objetivos en estas situaciones.
El proceso terapéutico incidirá en el restablecimiento de la confianza de la persona en su mundo interno. Observar la experiencia, tanto verbal como no verbal permitirá una reasignación de significados adaptativos a esa misma experiencia. La estabilización de síntomas, el reprocesamiento de los recuerdos traumáticos y la reorientación a la vida normal serán los objetivos en estas situaciones.
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