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Los estados de confusión, depresión, frustración o tristeza impiden que la persona utilice sus habilidades de forma completa Imagen: Marcos bh |
Estados potenciadores basados en sentimientos y emociones como el amor, la confianza, la fé o la alegría, son fuentes inagotables de poder personal. Comprender cómo nos sentimos y las razones de ello, permitirán obtener lo mejor de cada situación.
Uno siempre es la misma persona, sin embargo no siempre dispone de todos sus recursos y habilidades para hacer frente a determinadas situaciones. En ocasiones, los resultados que se obtienen se califican de desastrosos, mientras que otras veces nos parecen fabulosos.
Sea en el ámbito que sea, existen días en los que sentimos que hubiera sido mejor no poner un pie fuera de la cama y otros en los que la racha de buena "suerte" predomina.
¿Por qué hay momentos en los que ofrecemos lo mejor de nosotros mismos y no ocurre en otras ocasiones?
La respuesta parece radicar en el estado neurofisiológico en el que cada uno se halla. Estados potenciadores basados en sentimientos y emociones como el amor, la confianza, la fé o la alegría, son fuentes inagotables de poder personal.
Sus opuestos paralizan. Los estados de confusión, depresión, frustración o tristeza impiden que la persona utilice sus habilidades de forma completa.
Comprender el propio estado o la manera en la que nos encontramos en cada momento permitirá obtener lo mejor de cada situación. Saber cómo nos sentimos y a qué se deben los sentimientos que nos invaden, son la clave para entender los cambios y lograr los objetivos deseados. Y es que nuestra conducta es el resultado del estado en que nos encontramos. Todos, en algún momento de nuestra vida hemos hecho o dicho cosas de las que posteriormente nos hemos arrepentido. De vez en cuando conviene recordar esas situaciones y razonar acerca de la causa de ese comportamiento, si hubiese sido mejor reaccionar de una manera u otra etc. Conocer que muchos de nuestros estados emergen sin ser dirigidos conscientemente por nosotros mismos.
Podemos ver algo y reaccionar frente a ello situándonos o cayendo en un estado positivo o negativo. Podemos crear sentimientos y emociones útiles, o por el contrario crear estados incapacitantes o limitados.
Fracasar en nuestros objetivos vitales o triunfar dependerá de la capacidad de llegar o no, a conseguir un estado favorecedor de logros. Poder elegir el estado de cada uno y reproducir resultados deseados pasa por aprender a dirigir eficazmente nuestro cerebro,entendiendo su funcionamiento. También saber distinguir nuestras representaciones internas y las condiciones fisiológicas que las acompañan.
Por ejemplo, si nos preguntamos "¿cómo tratamos a nuestra familia?", es posible que la respuesta sea: "depende". "Depende" del estado en el que nos encontremos en el momento de relación, de las representaciones mentales creadas y de las circunstancias de cada uno. Debe tenerse presente que nuestras reacciones están modeladas por nuestros padres y experiencias pasadas, y que conociendo nuestros patrones de respuesta, podremos moldear y dirigir nuestras conductas según el estado en el que nos situemos. Asumiendo el control de una comunicación con nosotros mismos, comenzarán a crearse resultados positivos de cada conducta.
Nadie gana siempre ni obtiene lo mejor de cada situación, sin embargo hay quienes disfrutan de la capacidad de aprovechar y dominar todos sus recursos, quedando siempre a la altura de todas las circunstancias.
Conocer el funcionamiento de nuestro cerebro, así como de nuestras sensaciones, emociones y reacciones, marcará la diferencia entre un estado consciente y dirigido a metas, y un estado no consciente y dominado por las circunstancias.
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