SALIR ADELANTE. Cuestionar los pensamientos negativos, perfecta alternativa a mejorar el estado de ánimo.
Según la forma de razonar, una persona podrá sentirse más o menos triste.Imagen: El grito nº3, (1983) de Oswaldo Guayasamin |
La cronicidad de la tristeza o la depresión, llegan cuando
el dolor sigue anclado en el individuo a lo largo del tiempo.
La tristeza se presenta en el ser humano
como un dolor que se vive por dentro y provoca un sufrimiento y desgaste
anímico suficiente como para no poder enfrentar la vida de una forma correcta. Se
trata de una emoción muy natural y primaria del individuo, y sin ella tampoco
se valorarían los momentos gratificantes de nuestra vida. Se trata de una posibilidad más de ese abanico de emociones existentes, igual que la alegría, la ira o cualquier otra emoción.
Es normal sentir
tristeza ante acontecimientos vitales dolorosos como pérdidas, duelos o
diferentes problemas, siendo esta
emoción la encargada de permitir expresar el dolor que uno vive por dentro. La
tristeza será positiva siempre y cuando su intensidad sea proporcional a la
situación acontecida y sirva al individuo a crecer en el camino de la vida. Es importante vivenciar el dolor sin estancarse en él.
La desgana por
realizar actividades cotidianas de las que antes se disfrutaba, el llanto, la
apatía, los cambios en la alimentación y en el sueño, son algunos de los
síntomas asociados a la tristeza. Al quedar envueltos en ella, se complica la
capacidad de ver lo positivo del momento presente, engrandeciendo en general lo
negativo y considerando desastroso todo aquello que pueda venir del futuro.
Las personas que
tras un tiempo “acorde” o proporcional
al acontecimiento sucedido no superan la tristeza, se enfrentan a la delicada
situación de cronificar su dolor. Cierto
es que existen personas más vulnerables a caer en un estado de tristeza más
extenso en el tiempo, mientras que otras muestran una capacidad mayor de
superación.
La
vulnerabilidad se centra especialmente en personas que pueden interpretar los
sucesos negativos de una manera menos acorde a la realidad y agrandan sin
querer, lo terrible de cada situación. Las personas con dificultades para
olvidar acontecimientos tristes, viven acompañados de recuerdos que siguen
presentes y protagonizan estados de culpabilidad, rabia o desesperanza, lo que
les lleva a sentirse más frágiles a la hora de encarar situaciones complicadas.
También son vulnerables aquellos que tienen mayor dificultad para enfrentar y
resolver problemas, sin olvidar tampoco, las distintas susceptibilidades biológicas
y psicológicas de cada individuo.
Cambiar los pensamientos equivocados
Según la forma
de razonar, una persona podrá sentirse más o menos triste. Centrarse
generalmente en lo negativo de cada situación o interpretar equivocadamente lo
que nos sucede, no es más que una forma perjudicial de enfrentar las
situaciones y de cuidar la propia salud mental. Una persona nunca disfruta dándole
vueltas una y otra vez a sus pensamientos tristes, pero llega un momento en el
que resulta realmente difícil romper con esa espiral de pensamientos y
emociones. Por esta razón será necesario plantear un punto de corte entre los
pensamientos y las emociones automáticas que causan.
Dejar de sufrir sin
abandonar los pensamientos, aunque sí cambiar la manera de pensar establecida
durante tanto tiempo es el primer paso para crear una mejora. Se trata de tener la capacidad de diferenciar el malestar causado por un suceso determinado, y el dolor que uno mismo provoca con sus
pensamientos equivocados.
Por ello, es
bueno reflexionar acerca de aquellos pensamientos que generen estados de
tristeza, teniendo de esta forma, la oportunidad de cuestionarlos y
confrontarlos con la realidad.
- “¿Por qué me
he sentido tan mal?”
- “¿Realmente
estoy seguro que esto es así?”
- “Lo que
pienso, ¿me ayuda o me impide solucionar el asunto?”
- “¿Cómo
influye esto que pienso en mi estado de ánimo?”
Responder a
preguntas como estas permite la aparición de más pensamientos alternativos, y
con ello, la posibilidad de descartar esas ideas que en poco ayudan al
bienestar personal.
Las conclusiones finales al cuestionamiento de
los pensamientos negativos facilitarán que la tristeza deje de aparecer con
tanta facilidad y ayudará a la persona a no sentirse tan mal en situaciones semejantes a las que en
un principio, le causaban tristeza.
Comentarios